La vida nos coloca ante
hermosas oportunidades.Hace algunos días cuando visitaba a Madrid junto a mi
familia tuvimos la alegría de encontrarnos con un gran amigo el
Padre Aladino Garmón ,de nacionalidad española,que pertenece a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada y que un día
Dios nos dió la oportunidad de conocer cuando fue enviado a tierras tachirenses en compañía de otro gran amigo el Padre Octaviano Vega,en enero de 1992,los dos dejaron huella en la Comunidad de Palo Gordo.
Compartimos con
el Padre Aladino gratos momentos, nos llevó a conocer la casa de los
Oblatos en Madrid,hermosa casa situada en el Barrio de Salamanca en la calle
Diego de León,donde se respira un aire de tranquilidad y fé,allí nos recibió el
Padre José Antonio Antón Pacho,con una gran amabilidad y el cariño de quien ve
en cada semejante a un hermano,conocimos el lugar donde muchas veces se reúne
la comunidad latina para compartir y encontrarse con sus paisanos.
Me llamó la
atención su jardín con rosas , begonias y hortensias que le dan colorido al ambiente, pero también
pude darme cuenta que allí se han preocupado por sembrar plantas
medicinales,así se lo hice saber al Padre José Antonio.
Luego visitamos a la
Iglesia,que se levanta como Santuario de fé y esperanza,allí se destaca un cuadro de San Eugenio de Mazenod,fundador de la Congregación de los Misioneros Oblatos y otro de los martires Oblatos.
La visita a esa casa
donde nos recibieron con tanto cariño había terminado pero dejó en nosotros una
gran impresión y un bonito recuerdo.El Padre Aladino nos acompañó hasta el
lugar donde tomariamos el tren de regreso,pero antes compartimos un delicioso almuerzo.
Ahora quiero a nombre de
mi familia y en el mio propio agradecer al Padre Aladino por compartir con
nosotros esas horas que guardaremos
en nuestro corazón,y al Padre José Antonio que abandonó por un momento sus
labores para atendernos con mucha gentileza.Que Dios los bendiga.
Nelly Guerrero