martes, 28 de agosto de 2012

No haga de su vida un borrador.


Mario Quintana, poeta y periodista brasileño, nunca estuvo mas cerca de la verdad como cuando dijo: "No haga de su vida un borrador, porque podrás no tener tiempo de pasarlo en limpio". 
No responder un mensaje. Posponer la visita a un amigo. Dejar de hacer esa llamada que había pensado. No reunirnos en familia. Esperar tener muchos recursos para ayudar al que necesita. Dejar de ver la película que nos gusta. No terminar de leer un libro, cambiar la cita médica. Guardar la receta que nos gustó para prepararla un día especial. Dejar para el otro año, el viaje que habíamos planificado para este, y la carrera en la Universidad para terminarla después. 
No perdonar. Dejar de reír, cantar, bailar, porque ya habrá tiempo para eso. No decirle a esa persona que la queremos ni pedir ese abrazo que tanto necesitamos. No tener el valor de decir lo que pensamos, y de entregar ese regalo que ofrecimos, o aquel enfermo que no visitamos. 
Tantas pero tantas cosas que dejamos en borrador para luego pasarlas y se acumulanporque cada día la vida nos presenta nuevas cosas, por eso los sueños se truncan y mueren las esperanzas. 
El tiempo sigue su carrera incontrolable y un día nos encontramos con tantos sueños en borrador que ya no hay tiempo de pasarlos en limpio. Lo bueno sería realizar directamente lo que queremos, así no nos atrasamos ni dejamos de cumplir nuestros sueños porque vivimos lo que cada día nos presenta, lo que cada hora nos regala. 
Eliminemos los borradores, que se van transformando en una montaña de sueños truncados, y quizás cuando un día decidamos realizarlos el tiempo se haya encargado de hacerlos ilegibles y ya no habrá forma ni tiempo de recordar lo que decía. 
Posponer es dejar en borrador nuestros sueños.
Nelly Guerrero

domingo, 19 de agosto de 2012

Un pensamiento hermoso.

Tu tambien puedes donar tu tiempo leyendo y compartiendo este hermoso pensamiento.
                                                                                     

Un llanto y ¡nació una niña!. El padre soñaba con ese varón ,que perpetuaríasu apellido, y sería el orgullo de la familia.Se incomodó, y se alejó por días de su hogar. -¡Papá! fue el primer nombre que balbuceó.Y empezó sus primeros pasos y así vacilante al caminar,buscaba las pantuflas cuando cansado del trabajo llegaba su padre. Y fue creciendo en tamaño y en valores, preocupada por cada lección, por cada tarea del hogar, por estar allí cercade su madre, por oír los consejos de su padre.Fue a la Universidad, y se preparó para enfrentar los avataresde la vida. ¡Ya era una mujer! y emprendió la lucha que toda mujer a pesarde haber ganado tantas batallas, todavía continúa para ganar la guerra. Un día su padre sentado junto a ella, con su pelo pintando con hilos de plata, su mirada cansada y su cuerpo un poco encorvado, recuerda que su llegada no significó para él una alegría.Pero ahora esa mujer, que trasmite nobleza, que da alegría a su vida, que comprende sus cambios, vale tanto para él. Fue la mejor lección que la vida pudo darle y comprendió el hermoso papel que ella representa.En su afán de prolongar su apellido se había olvidado que por una mujer llegó a este mundo, por una mujer pudo consumar su paternidady ahora, una mujer le tiende la mano en sus horas de otoño. Si aun no has comprendido el valor de la mujer, búscalo en tu corazón y allí junto a tus mejores sueños la encontrarás



jueves, 16 de agosto de 2012


Cuando leemos estamos  escuchando lo que otros nos cuentan y nos solidarizamos con ellos y sentimos el dolor ajeno o vivimos las alegrías.  Leer es escuchar.

domingo, 12 de agosto de 2012



Yo lo escuché
Allí estaba en la acera de enfrente, y lo observé por varios minutos, pensando que esperaba a alguien, no pude más y me acerqué, tendría unos 9 añitos. Su ropita maltratada, en su pierna izquierda una bota en la que casi ya no había color, la otra pierna enyesada, sus manitas metidas en su pelo y agachado; lo saludé con un ¡hola¡,tenia unos ojos aguamielados, del color del aguamiel del papelón de mi tierra, me miró no se si con asombro o con tristeza y me contestó ¡hola señora!,le pregunté que hacia si esperaba a alguien.
Pero me esperaba a mí, de eso si estoy segura que hay momentos en que nuestros pasos son encaminados hacia alguien que nos necesita ¿de dónde eres ? de un país vecino me respondió, de allí un señor hace dos días me trajo para que trabajara y¿ tus padres?...no los conozco, me crió una abuelita que hace un año murió y quedé en la calle porque demolieron las ruinas donde vivíamos, yo no sabia que trabajo me tenia el señor que me trajo, ayer muy de mañana, apareció otro señor que me dijo que iba hacer algo en mi pierna que no dolía, me enyesó y cuando pregunté: porque si yo no tenia nada, me dijo que no podía hablar, que desde ese momento yo tenía que ser mudó ,me dio un trozo de pan y luego me llevó cerca de un semáforo donde me sentó en un banquito viejo y puso en mis manos una gorra, diciéndome que la mostrara a todos los que pasaban que me iban a dar mucho dinero y que la mitad sería para mi.
Allí estuve con hambre y sed y muy cansado, pero eso si la gente al verme colocaban en la gorra billetes de diferentes números, allí pasé hasta bien entrada la noche, cuando el señor me recogió y me llevó de nuevo al cuarto donde vive, me dio otro pan y se puso feliz cuando vio tanto dinero.
Y ¿la mitad que te prometió? no, me dijo que al finalizar la semana me daría algo, le dije que me quitara el yeso que me sentía mal y me respondió, que ese era mi trabajo. Estaba cansado, muy cansado y seguía con hambre.
EL señor salió, se olvidó cerrar la puerta y aproveché con mucha dificultad para salir a la calle, ví a una señora en un carro y le pedí: por favor lléveme lejos de aquí, en el camino le contaré. Que bueno la señora arrancó, le conté todo y me dijo que me llevaría a una urbanización, donde habían unos misioneros que podían ayudarme, por eso estoy aquí, pero ya no puedo caminar.
Mi corazón se puso chiquitico con esa historia, ¡qué tristeza.! .
Lo llevé a la casa para auxiliarlo, lo senté a mi mesa y con que alegría consumía los alimentos, lo demás corrió por mi cuenta hasta que vi que su problema estaba solucionado.
Nunca olvidaré aquella carita de agradecimiento y sus ojos los reconocería entre miles, pero esa impotencia de que los culpables sigan libres, es inmensa.
Eso que me sucedió dejó una inmensa huella en mi corazón. Y pensar que casos como estos se viven en muchos lugares del mundo. ¿Por qué? porque se han perdido los valores.
Es Super!!!...Me parece algo maravilloso.

jueves, 9 de agosto de 2012

lunes, 6 de agosto de 2012

Escuchar con paciencia es, a veces, mayor caridad que dar.


                                        DONANDO TIEMPO.

Recorría un centro comercial y llegó la hora de mi café, cosa que
me avisa con una exactitud mi reloj de costumbres.
Entro a la cafetería y pido un marroncito para luego ir a instalarme
en una de las mesitas, pero hay tal cantidad de gente que todas
están ocupadas. Me dirijo a una donde sobran 2 sillas pero hay una pareja
que aplicándoles la psicología me parecieron buena gente.
Saludo y pido si me permiten sentarme con ellos, como sincronizados y con una amable sonrisa me invitan a sentarme. Es una pareja que, por la pinta, no llegaban a los cincuenta.

Hacia un frío intenso, ella llevaba una bonita bufanda, el una chaqueta de buen corte.
Entablamos inmediatamente una conversación, me contaron que ya están solos,
pues tuvieron un hijo y un trágico accidente lo arrancó de su lado.
Noté en seguida que las lágrimas se asomaron a los ojos de ambos y quise cambiar de conversación para evitarles un mal momento.
Pero fue imposible ya la señora había iniciado el viaje donde su hijo pereció.
El señor agachó la cabeza y colocó su mano en actitud pensativa y la señora seguía su relato, contaba desde el momento que salieron de su casa
a realizar un viaje muy largo hasta el momento que dice se quedaron dormidos porque ya era muy tarde, y se despertaron cuando el carro caía por un barranco, la señora narraba lo terrible del momento y el señor seguía agachado, de pronto ella dijo, allí murió nuestro hijo pues tuvo la mala suerte de golpearse la cabeza contra una roca.

En ese momento ella estaba llorando con gran amargura y a mis ojos también asomaron las lágrimas. Mientras ella hablaba yo pensaba como consolar a esa madre, a quien se le había arrancado un pedazo de su ser, el único que tenia.
Lamento, haber traído ese recuerdo les dije, entonces el señor levantando la cabeza me dijo: al contrario estoy agradecido con Ud. que prestó atención a
mi esposa que una y otra vez ha intentado contarlo, tal vez para desahogar un poco esa pena que nos está acabando. En ese momento comprendí que yo también quise cortar esa conversación que me deprimía pero era tanto su afán de narrarla que opté por escucharla.
Después de haber oído aquel padre sentí una gran alegría de haber podido ser receptora para que comunicando sus penas se sintiera mejor .Sin darme cuenta habían pasado las horas, intercambiamos direcciones y les hice la promesa de visitarlos.
De regreso a casa pensé en lo importante de escuchar, que supone callarse y donar tiempo. Es utilizar los oídos y el corazón para poder comprender como en este caso el sufrimiento de los demás. Pienso que muchas veces la razón por la que no escuchamos es que sentimos temor de ser influidos por los demás. Pero si comprendemos que los demás tienen razón logramos escuchar con mayor atención. Cuando los escuché les di una oportunidad de acercarse y desahogar sus penas, gané unos amigos y sentí la alegría de ser útil escuchando a los demás y comprendí que no había perdido mi tiempo.
Nelly Guerrero