domingo, 19 de agosto de 2012

Un llanto y ¡nació una niña!. El padre soñaba con ese varón ,que perpetuaríasu apellido, y sería el orgullo de la familia.Se incomodó, y se alejó por días de su hogar. -¡Papá! fue el primer nombre que balbuceó.Y empezó sus primeros pasos y así vacilante al caminar,buscaba las pantuflas cuando cansado del trabajo llegaba su padre. Y fue creciendo en tamaño y en valores, preocupada por cada lección, por cada tarea del hogar, por estar allí cercade su madre, por oír los consejos de su padre.Fue a la Universidad, y se preparó para enfrentar los avataresde la vida. ¡Ya era una mujer! y emprendió la lucha que toda mujer a pesarde haber ganado tantas batallas, todavía continúa para ganar la guerra. Un día su padre sentado junto a ella, con su pelo pintando con hilos de plata, su mirada cansada y su cuerpo un poco encorvado, recuerda que su llegada no significó para él una alegría.Pero ahora esa mujer, que trasmite nobleza, que da alegría a su vida, que comprende sus cambios, vale tanto para él. Fue la mejor lección que la vida pudo darle y comprendió el hermoso papel que ella representa.En su afán de prolongar su apellido se había olvidado que por una mujer llegó a este mundo, por una mujer pudo consumar su paternidady ahora, una mujer le tiende la mano en sus horas de otoño. Si aun no has comprendido el valor de la mujer, búscalo en tu corazón y allí junto a tus mejores sueños la encontrarás



2 comentarios:

  1. Enhorabuena por el blog, querida amiga Nelly..., que tus reflexiones, como esta, ayuden a descubrir el valor de la persona en este mundo que se va complicando sin que todos lo queramos asi. Un abrazo

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  2. Gracias Armando,me encantaría que mis reflexiones contribuyeran en algo a descubrir el valor de las personas.Un abrazo

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