Mario Quintana, poeta y periodista brasileño, nunca estuvo mas cerca de la verdad como cuando dijo: "No haga de su vida un borrador, porque podrás no tener tiempo de pasarlo en limpio".
No responder un mensaje. Posponer la visita a un amigo. Dejar de hacer esa llamada que había pensado. No reunirnos en familia. Esperar tener muchos recursos para ayudar al que necesita. Dejar de ver la película que nos gusta. No terminar de leer un libro, cambiar la cita médica. Guardar la receta que nos gustó para prepararla un día especial. Dejar para el otro año, el viaje que habíamos planificado para este, y la carrera en la Universidad para terminarla después.
No perdonar. Dejar de reír, cantar, bailar, porque ya habrá tiempo para eso. No decirle a esa persona que la queremos ni pedir ese abrazo que tanto necesitamos. No tener el valor de decir lo que pensamos, y de entregar ese regalo que ofrecimos, o aquel enfermo que no visitamos.
Tantas pero tantas cosas que dejamos en borrador para luego pasarlas y se acumulanporque cada día la vida nos presenta nuevas cosas, por eso los sueños se truncan y mueren las esperanzas.
El tiempo sigue su carrera incontrolable y un día nos encontramos con tantos sueños en borrador que ya no hay tiempo de pasarlos en limpio. Lo bueno sería realizar directamente lo que queremos, así no nos atrasamos ni dejamos de cumplir nuestros sueños porque vivimos lo que cada día nos presenta, lo que cada hora nos regala.
Eliminemos los borradores, que se van transformando en una montaña de sueños truncados, y quizás cuando un día decidamos realizarlos el tiempo se haya encargado de hacerlos ilegibles y ya no habrá forma ni tiempo de recordar lo que decía.
Posponer es dejar en borrador nuestros sueños.
Nelly Guerrero
No responder un mensaje. Posponer la visita a un amigo. Dejar de hacer esa llamada que había pensado. No reunirnos en familia. Esperar tener muchos recursos para ayudar al que necesita. Dejar de ver la película que nos gusta. No terminar de leer un libro, cambiar la cita médica. Guardar la receta que nos gustó para prepararla un día especial. Dejar para el otro año, el viaje que habíamos planificado para este, y la carrera en la Universidad para terminarla después.
No perdonar. Dejar de reír, cantar, bailar, porque ya habrá tiempo para eso. No decirle a esa persona que la queremos ni pedir ese abrazo que tanto necesitamos. No tener el valor de decir lo que pensamos, y de entregar ese regalo que ofrecimos, o aquel enfermo que no visitamos.
Tantas pero tantas cosas que dejamos en borrador para luego pasarlas y se acumulanporque cada día la vida nos presenta nuevas cosas, por eso los sueños se truncan y mueren las esperanzas.
El tiempo sigue su carrera incontrolable y un día nos encontramos con tantos sueños en borrador que ya no hay tiempo de pasarlos en limpio. Lo bueno sería realizar directamente lo que queremos, así no nos atrasamos ni dejamos de cumplir nuestros sueños porque vivimos lo que cada día nos presenta, lo que cada hora nos regala.
Eliminemos los borradores, que se van transformando en una montaña de sueños truncados, y quizás cuando un día decidamos realizarlos el tiempo se haya encargado de hacerlos ilegibles y ya no habrá forma ni tiempo de recordar lo que decía.
Posponer es dejar en borrador nuestros sueños.
Nelly Guerrero

Pero me esperaba a mí, de eso si estoy segura que hay momentos en que nuestros pasos son encaminados hacia alguien que nos necesita ¿de dónde eres ? de un país vecino me respondió, de allí un señor hace dos días me trajo para que trabajara y¿ tus padres?...no los conozco, me crió una abuelita que hace un año murió y quedé en la calle porque demolieron las ruinas donde vivíamos, yo no sabia que trabajo me tenia el señor que me trajo, ayer muy de mañana, apareció otro señor que me dijo que iba hacer algo en mi pierna que no dolía, me enyesó y cuando pregunté: porque si yo no tenia nada, me dijo que no podía hablar, que desde ese momento yo tenía que ser mudó ,me dio un trozo de pan y luego me llevó cerca de un semáforo donde me sentó en un banquito viejo y puso en mis manos una gorra, diciéndome que la mostrara a todos los que pasaban que me iban a dar mucho dinero y que la mitad sería para mi.
Allí estuve con hambre y sed y muy cansado, pero eso si la gente al verme colocaban en la gorra billetes de diferentes números, allí pasé hasta bien entrada la noche, cuando el señor me recogió y me llevó de nuevo al cuarto donde vive, me dio otro pan y se puso feliz cuando vio tanto dinero.
Y ¿la mitad que te prometió? no, me dijo que al finalizar la semana me daría algo, le dije que me quitara el yeso que me sentía mal y me respondió, que ese era mi trabajo. Estaba cansado, muy cansado y seguía con hambre.
EL señor salió, se olvidó cerrar la puerta y aproveché con mucha dificultad para salir a la calle, ví a una señora en un carro y le pedí: por favor lléveme lejos de aquí, en el camino le contaré. Que bueno la señora arrancó, le conté todo y me dijo que me llevaría a una urbanización, donde habían unos misioneros que podían ayudarme, por eso estoy aquí, pero ya no puedo caminar.
Mi corazón se puso chiquitico con esa historia, ¡qué tristeza.! .
Lo llevé a la casa para auxiliarlo, lo senté a mi mesa y con que alegría consumía los alimentos, lo demás corrió por mi cuenta hasta que vi que su problema estaba solucionado.
Nunca olvidaré aquella carita de agradecimiento y sus ojos los reconocería entre miles, pero esa impotencia de que los culpables sigan libres, es inmensa.
Eso que me sucedió dejó una inmensa huella en mi corazón. Y pensar que casos como estos se viven en muchos lugares del mundo. ¿Por qué? porque se han perdido los valores.